Bienvenid@

Tus pensamientos son lo único que nadie puede arrebatarte, exprésalos con juicio. No te dejes guiar por lo que otros digan o dejen de decir, sé tú mism@, no otra persona.

jueves, 25 de octubre de 2012

Un recuerdo y mil ideas enlazadas

Siempre he considerado que los mayores placeres de la vida residen en los pequeños detalles: tomar una cerveza con los amigos, ver una película en invierno tapado con una manta... ésas son las cosas que más me gustan. Luego están los momentos que se te quedan grabados y que pasan a convertirse en recuerdos preciados, un pequeño refugio donde esconderse y sonreír sin preocupaciones y sin tristeza, porque lo único que se desprende de ellos es calidez.






El impulso de salir de casa y coger ese autobús.
La sorpresa reflejada en esos ojos oscuros.
El calor de ese abrazo tan necesitado.
Un columpio y lluvia, mucha lluvia.





Hay sonrisas por las que merece la pena arriesgarse, por las que te partirías el pecho y la espalda con tal de verlas de nuevo, aunque solo fuese un instante. Cuando sientes que algo en tu interior se parte si no está ahí y tienes que salir a toda prisa para encontrarla, cuando tu cuerpo actúa antes que tu mente, cuando te dejas guiar por la emoción y no la razón, cuando descubres que las cosas más valiosas que puedes hacer son aquellas que nadie te pide.




Los nervios y el corazón a mil por hora.
El temor a haber cometido una estupidez.
Las prisas a la hora de salir.
Ese "gracias" tan sincero.






A veces las cosas suceden sin más, sin que te dé tiempo a analizarlas, veces en las que te das cuenta que no existe barrera que no puedas cruzar si te lo propones. Quizás hay momentos en los que la desesperación te consume, que no sabes por dónde seguir y que te planteas abandonarlo todo; pero un simple gesto, o cualquier palabra, y sabes que no puedes ni quieres abandonar, que serás lo que haga falta y quiera que seas, pero que jamás renunciarás.

A veces cada paso es tortura y cada sonrisa, forzada, pero entonces me doy cuenta de que al margen de lo que ocurra, siempre es siempre, y eso me alivia y me reconforta. He aprendido a no esperar más de lo que me puede dar y he aprendido a saborear cada momento, guardarlo en mi memoria como un preciado tesoro. Aunque a veces tenga que consolarme y animarme yo sola, me he dado cuenta de que siempre habrá momentos de esos, pero que no puedo dejarme controlar por la impotencia.

A veces noto que se me escapa una lágrima, pero soportaría ríos enteros si eso significase no verlas nunca más en su rostro. Y es que no puedo evitar que cada canción, detalle o tontería que vea por la calle me la recuerde, a veces es más duro y a veces menos, pero siempre merece la pena. Que no cambiaría nada porque todo está perfecto tal y como está.


No hay comentarios:

Publicar un comentario