Si las cadenas de la realidad te aprietan demasiado fuerte, llámame, que encontraré la llave que te permita liberarte de ellas. No te castigues con el peso de acciones que escapan a tu control, utilízalas a tu favor para volverte más fuerte y que no te hieran más.
Deja de retorcer esa daga que guardas en el pecho, deja de hacer sangrar aún más tus heridas y cúralas, sánalas con nuevas emociones y recuerdos que sustituyan a los anteriores, hasta convertirlos en lejanas pesadillas...
Cuando las lágrimas te nublen los ojos y el pensamiento, búscame, que encontraré la manera de ayudarte en tu lucha.
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