Día y noche, luz y oscuridad, elementos más contrarios de lo que parece a simple vista... porque la luz del día nos ayuda a esconder mejor lo que nos come por dentro, mientras que la noche lo revela como si nos apuntase con un foco directamente, iluminando esos recuerdos, emociones y pensamientos que ocultamos durante el día. O quizás precisamente sea la ausencia de luz la que nos incita a autoturturarnos de esa manera, porque si nadie lo ve, podemos fingir que no existe, que no es real, ¿pero cuánto tiempo dura el engaño?
Mi mejor inspiración es la noche: saca de mí lo que no quiero ver, aquello en lo que no quiero pensar, y lo transforma en palabras que voy drenando. No aligeran mi carga, pero la ilusión es lo bastante firme como para hacerme creer que sí.
Tal vez la noche nos afecte tanto porque toca nuestra propia oscuridad, se mezcla con ella, y por unas pocas horas, estamos en verdadera sintonía con nosotros mismos; no con lo que queremos mostrar al mundo, sino con ese "yo" que está tan oculto que casi ni reconocemos como parte de nosotros, pero que es aún más real de lo que queremos admitir.
Es curioso, en efecto, como con la oscuridad nos sentimos en una "falsa comodidad" que nos incita hacia nuestros secretos y deseos mas perversos
ResponderEliminar