Pequeños trozos de paraíso (I)

Ayer, estaba esperando a que llegase un amigo mío, sumida en mis pensamientos y dibujando en mi libreta, cuando me dio por mirar a las flores que tenía detrás de mí. Eran pascueros, y al principio les noté algo raro, como si tuviesen algo pegado a las hojas. Luego me di cuenta de que eran gotas de agua. Me pareció tan hermoso, que tuve que sacarles una foto:

Tal vez las imágenes no sean las mejores, o no sean capaz de transmitiros lo que a mí, pero me sorprendió encontrar algo tan bello, en un entorno tan poco acogedor. Ese brillo de las gotas de agua que estaban posadas sobre las flores y el aspecto tan frágil que tenía esa escena en conjunto, me conmovieron. Sinceramente, no sé cuánto tiempo me quedé mirándolas, o cuándo decidí tocar una de las hojas y me sorprendí al sentir los dedos mojados. Me parecía tan surreal... luego miré a mi alrededor y noté que nadie parecía darse cuenta de ello, todos pasaban de largo, demasiado ocupados para pararse a mirar a su alrededor.

Eso me hizo pensar en cuántas cosas nos perderemos por no prestar atención a lo que nos rodea. Porque no todo lo bello se encuentra en una poesía, o un cuadro, o simplemente en otro lugar, lo único es que hay que saber ir con los ojos bien abiertos y fijarnos en los detalles.