Hay algo, aún no sé bien el qué, que ha cambiado en mi interior. Las cosas ya no son como antes, el prisma desde el que veía mi realidad ha cambiado de forma y de color, y no sé muy bien si me gusta, o si llegaré a acostumbrarme del todo, pero ahora mismo no puedo hacer nada por devolverlo a su estado original. Por desgracia, este cambio ha afectado también a mis palabras: ya no fluyen como antes, han dejado de ser liberadoras, y ahora se atascan en mi interior. Se han vuelto oscuras y retorcidas, como las ramas de un zarzal que se enlazan, hiriendo a cualquiera que se acerque demasiado, y dejando heridas demasiado profundas para sanar.
He notado que mi comportamiento es distinto, que mis emociones son distintas, y que incluso mi moral es distinta... y a veces me asusta. Estoy dispuesta a tomar decisiones que nunca antes se me habrían pasado por la cabeza, que antes nunca habría comprendido, pero que ahora me parecen la única solución posible, y me pregunto cómo es posible que no lo viese antes.
También me pregunto, cuántos seguirán a mi lado cuando se den cuenta y cuántos me darán la espalda, pero supongo que, al final, quedarán los que de verdad merezcan la pena.
Tocaya siempre será tocaya. Por eso la quiero tanto. La base... siempre estará ahí. <3
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