Vacío

En una mano el cigarro, en la otra un recuerdo, y en su interior, una batalla.
Las imágenes pasan por su cabeza una y otra vez, un amasijo de caras y momentos, de los cuales, algunos ya no volverán. La mirada, perdida entre las profundidades de la noche; el rostro, sereno e impertérrito; y los ojos, un abismo de emociones entremezcladas, de experiencias vividas y de heridas sin cicatrizar, pero solo para los que saben mirar.
Entre calada y calada, reflexiona. Por cada promesa sin cumplir se oye el eco de algo que se rompe en su interior, dejando un ser mutilado, herido, sin fuerzas apenas para levantarse.
Ya no importan ni el frío ni el calor, al fin y al cabo, el vacío en su interior lo absorbe todo. La luz le quema los ojos, por eso se sienta en la oscuridad. Y ahí, en su silla, reduciendo lentamente el cigarro a ceniza, queda solo el recuerdo de una persona.