Esos días que te levantas con el pie izquierdo, tratas de quitarle importancia, y terminan convirtiéndose en una catástrofe ambulante. Hoy es uno de esos días.
No puedo decir que haya ocurrido nada especialmente grave, pero este regusto amargo en mi paladar me confirma que no debería haber puesto un pie fuera de casa. Son esas pequeñas cosas las que se van amontonando y terminan arruinándolo todo... mensajes malinterpretados que derivan en una mezcla de rabia e impotencia, lágrimas mal aguantadas, una decepción mínima y estúpida pero que solo consigue añadir más leña al fuego... desde un punto de vista objetivo, resultaría una estupidez, pero son los matices lo que más me llega.
No sé, creo que si pudiera rebobinar este día, lo haría y me quedaría en mi casa, en mi salón, tranquilamente viendo películas y sin tocar el ordenador, pero no es posible, así que tendré que conformarme con tragarme mi decepción e irme a dormir a la espera de que mañana sea un día mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario