Dark desire

Deseo... un deseo de lo más oscuro y de lo más prohibido... quizás sea eso lo que lo hace tan atractivo y difícil de resistir.
Ese cosquilleo que recorre tu cuerpo de un extremo a otro cuando haces algo que no debes pero que te hace sentir vivo por dentro. Una vez no es suficiente, tiene que ser una y otra vez, sientes la tentación y sabes que no podrás resistirte... ni quieres hacerlo...
Posee casi el mismo efecto que una droga: una vez que empiezas, es muy difícil parar. Conoces las consecuencias, pero solo piensas en conseguir otra dosis que te haga vibrar. Algunas veces te preguntas cómo has llegado a esta situación, por qué ahora y por qué con... bueno, eso ya te da igual, ¿para qué darle vueltas? Tan solo tú lo sabes, no tienes que darle explicaciones a nadie, ni siquiera a ti mismo; te dejas llevar por el instinto, y está bien, poder desconectar de tu cerebro y simplemente actuar por impulso. Tal vez termines en un callejón sin salida o en un profundo agujero, pero al menos sabes que mereció la pena correr el riesgo.
Tus manos, tus ojos, tus labios, todas las partes de tu cuerpo, ya no te obedecen, se han liberado de las cadenas de tus restricciones y no piensan volver... al menos, no por ahora... porque has liberado un fuego dentro de ti que necesita ser apagado constantemente, y con cada roce dejas un rastro de calor, creando un fuego gemelo al tuyo... ambos insaciables e irrazonables. Porque lo que sientes se llama pasión, y esa pasión solo podrás controlarla de una manera... pero no te garantizo que no vuelva a surgir con más fuerza...
Te has metido en la boca del lobo... pero nunca te han aterrorizado los retos...