Gracias

Esta entrada es solo para dar las gracias a todas las personas que están ahí para mí y que me han ayudado mucho, no sabéis lo mucho que significáis para mí. No menciono nombres, pero creo que todos vosotros sabréis de quiénes hablo:

Primero, tengo que darle las gracias a mi alma gemela, la que es como una hermana para mí y con la que más estupideces he hecho. Siempre estás ahí cuando te necesito, tal vez no nos veamos tanto como antes, pero sigues siendo una parte muy importante de mi vida, y sé que harías cualquier cosa por mí al igual que yo la haría por ti. Siempre he podido contar contigo para todo, y eres una de las pocas personas que puede decir que me conoce realmente; además, has sido la persona que más me ayudó cuando empecé a plantearme ciertas cosas de mí misma y que más me ha ayudado a ser quien soy ahora. A veces con palabras cariñosas, otras veces con regañinas, me has hecho darme cuenta de las veces que he metido la pata. Que sepas que te quiero mucho y que te hecho de menos... hecho de menos irme a tu casa a ver películas de disney y a fumar cachimba, incluso hecho de menos tumbarme en la cama muerta de sueño y que vengas y me tapes como si fueses mi madre, pero solo a veces.









A mi piratilla también tengo muchas cosas que agradecerle, como que haya seguido a mi lado durante tantos años. Eres la persona que conozco desde hace más tiempo, la persona con la que más días he compartido y con quien he pasado tardes inolvidables hablando de nuestras historias y nuestros problemas. Hace tiempo que dejaste de ser mi amigo y pasaste a convertirte en un hermano, porque aunque no nos una ningún vínculo de sangre, somos familia. Sé que contigo siempre tendré al mejor de los amigos, y que aunque también me haya distanciado de ti, sé que este vínculo es demasiado fuerte como para que lo rompa el tiempo. Además, ¿cómo podría olvidar esas charlas sobre Monkey Island? ¿Esas representaciones que hacíamos de las peleas de insultos, y de cómo nos reíamos al recordar a Murray? Espero que sepas que siempre te tengo presente y que pronto volveremos a quedar para tomar algo y simplemente charlar.













A mi hermanito, ese manojo de nervios que siempre me sigue a todas partes y que todos los chicos con los que se cruza le parecen guapos, ¿qué haría yo sin ti? ¿sin tus tonterías? En el poco tiempo que hemos pasado juntos, te has convertido en una parte muy importante d mi vida, y te debo mucho. Siempre estás dispuesto a estar conmigo cuando te necesito, incluso has renunciado a otras cosas con tal de estar conmigo y ayudarme, y eres para mí un motivo más para sonreír; porque siempre sabes qué decirme para que sonría, o qué hacer para que me olvide de lo que me agobia. A pesar de tus problemas, siempre tienes tiempo para los míos, y eso es algo que no puedo terminar de agradecerte. También te agradezco que confíes en mi lo suficiente para acudir a mí cuando te pasa algo, y que sepas que puedes decirme cualquier cosa, que no por eso voy a apreciarte menos. No importa lo que digan, tú siempre serás mi hermanito.













Y sigo con mi mini-yo, otra persona que siempre está ahí, apoyándome. Tú también eres alguien relativamente nuevo en mi vida y que sin embargo, ya has conseguido hacerte un hueco en mi vida permanente. Has compartido cosas conmigo y con nadie más, al igual que yo contigo, y me has hecho ver partes de mí misma que desconocía. Siempre me llamas en los momentos exactos en los que necesito hablar con alguien, aunque solo sean tonterías, y consigues desesperarme con tus idas de cabeza y tus problemas, pero eso es parte de tu encanto. Una de las coas que siempre te agradeceré, fue una tarde/noche poco después de habernos conocido, en la que me pillaste de bajón, y sin pensártelo dos veces, viniste y me abrazaste; tú quizás no lo recuerdes, pero eso a mí me marcó. Suelo ser yo la que te ayuda con los follones en los que te metes, pero a la hora de la verdad, sé que te tengo ahí para cualquier cosa, y me lo has demostrado muchas veces. Tal vez no te lo digo a menudo, pero eres una persona muy importante en mi vida.









Y no creas que me he olvidado de ti, Pelusilla, mi amigo-mascota, porque tú tambié eres fundamental en este lío de vida que tengo. Gracias a ti, no me he hundido en la oscuridad estos últimos meses, me ayudaste en uno de mis momentos más oscuros y fuiste capaz de sacarme de él con tu cariño. No parece que te des cuenta de lo mucho que me importas y de lo mucho que vales, solo pareces ver lo malo de ti, cuando hay tanto bueno en tu interior. Tu presencia siempre consigue tranquilizarme, y me siento segura cuando estamos durmiendo y me abrazas, porque sé que nuestra amistad es verdadera y que me ayudarás a superar todo lo que se me ponga por delante. Siempre conservaré en mi memoria como un tesoro todas esas tardes en tu casa hablando, en las que tantas cosas hemos descubierto el uno del otro, y por supuesto, todas las noches de fiesta. Nunca te rindas, porque tienes mucho que ofrecer al mundo.
Ohana significa familia, familia significa que siempre estaremos juntos.
El pelirrojo por excelencia también se ha ganado un hueco en mi vida.
Tú también has contribuido a sacarme del agujero en el que me encontraba, el tuyo también ha sido un hombro sobre el que llorar, y eso es mucho decir, porque nunca dejo que nadie me vea llorar; algo que no te dije ese día, fue que llevaba todo el camino aguantándome las lágrimas, y que solo cuando te vi, fui capaz de soltarlas, porque eres alguien en quien confío de verdad y alguien que me importa muchísimo. Ahora estás en un mal momento, y sin embargo, siempre tienes una sonrisa que regalarme junto con un abrazo, y solo espero poder ayudarte la mitad de lo que tú me has ayudado. Tú eres una de las personas que más me inspira a diario, porque a pesar de tus experiencias pasadas, sigues adelante, eres un superviviente, y me enorgullece decir que eres uno de mis mejores amigos.Peluche, no creas que me he olvidado de ti, a ti también te tengo que dar las gracias por muchas cosas: por decirme siempre la verdad y lo que piensas, por hacerme reír cuando quiero llorar, por esas partidas de rol contigo que se hacen inolvidables, ¡por enseñarme a hacer una cachimba!
Eres casi como un padre, pero con la comprensión de un amigo: siempre dispuesto a decir en qué me equivoco pero con la ayuda necesaria para que pueda solucionarlo. Y no se me puede olvidar agradecerte que hagas de cocktelero/cocinero/vigilante cada vez que celebro algo en mi casa, realmente me has salvado de un ataque de nervios en más de una ocasión. Me has enseñado muchas cosas y estás ahí cuando me como la cabeza y necesito un punto de vista objetivo y maduro.










Otro personaje esencial es mi loco de los abrazos.
Aún recuerdo cuando te conocí y quise huir de ti; ahora, sin embargo, te echo de menos y quiero verte, cómo cambian las cosas, ¿eh? Desde que te conozco, has sido mejor que un buen amigo, has sido un apoyo constante y una razón más para sonreír. Echo un poco de menos ir por la calle e ir mirando a las chicas guapas, pero me alegro de que estés feliz con peke, porque verte feliz me anima a mí también. Siempre sabes cuándo me pasa o no me pasa algo simplemente con verme la cara o escuchar mi voz, y estás ahí cuando necesito comprensión y un buen abrazo (he de admitir que los tuyos son los mejores). No puedo enumerar todas las veces que me has salvado, me faltan vidas para darte las gracias. Recuerdo esa conversación que tuvimos a las tantas de la mañana cuando apenas te conocía todavía, ¿quién me habría dicho que llegaríamos tan lejos?











Mi tocaya, esa amiga dispuesta a bailar el Hare Hare Yukai conmigo y mi hermanito, a compartir historias, pensamientos e ideas. Contigo me quedan muchas conversaciones pendientes y muchos momentos que compartir, pero me alegra saber que contigo puedo hablar de cualquier cosa y que me comprenderás, porque por algo somos tocayas y compartimos rasgos de nuestra personalidad, ¿verdad? Tu y yo sabemos que nuestra adolescencia no ha sido la normal, ya sabes de qué te hablo.

Peke, mi chiquitilla y la chiquitilla de la plaza por excelencia, eres tan mona y adorable que te daría un achuchón y no te soltaría. Conmigo has compartido secretos, emociones y dudas, gracias por confiar en mí, espero que todas esas veces te haya podido ayudar aunque solo haya sido un poco. Tú también lidias a diario con muchos problemas, y mereces respeto por no derrumbarte tanto como deberías. Te quiero muchísimo y sé que contigo puedo estar tranquila y que me harás reír con tu monerío.

Tú, zombie devora-cerebros, tú también eres importante aunque no lo parezca. Siempre estás por ahí haciendo el idiota, pero sé que en el fondo no lo eres, me lo has demostrado en varias ocasiones con tus observaciones y conversaciones semifilosóficas. Eres más perspicaz y vales más de lo que mucha gente cree, y aunque eres un cabeza loca, valoro este tiempo compartido contigo y todas esas noches de fiesta hasta las tantas. Tal vez algún día pueda llegar a comprenderte tan bien como tú a mí y que pueda darte consejos que te ayuden de verdad, porque a veces me siento impotente cuando acudes a mí con un problema y no puedo ayudarte.

Mi otro maricón también se ha ganado a pulso un sitio aquí, con sus comentarios, frases graciosas y su sonrisa; bueno, y ese movimiento de caderas que muchas desearíamos tener. Tenerte en mi vida es sinónimo de diversión y risas, pero también de seriedad y conversaciones más profundas. Sé que tienes muchas cosas que contar, y espero que algún día yo sea esa persona a la que acudas para desahogarte, porque eres realmente importante para mí. Habrá que darle las gracias al pequeñajo por encontrarte.

A mi cuñi, que siempre aparece cuando estoy escuchando La Oreja de Van Gogh, como buen fan que es. ¿Cuántas tardes nos habremos pasado cantando sus canciones y divirtiéndonos? Esos momentos son de mis preferidos, porque cuando canto contigo, es como si el resto de problemas se me olvidasen, y no muchos pueden decir que consigan eso, así que siéntete orgulloso. Tenemos que volver a salir por ahí a bailar, a ver si encontramos un sitio donde pongan a la oreja y nos dejamos la voz cantando.

También tendré que mencionar a la co-propietaria de mi segunda casa, que me saca a bailar todos los fines de semana y que no quiere marcharse hasta que cierren el local. Siempre me acuerdo de ti al día siguiente, cuando las agujetas me están matando, pero me encanta. También hemos tenido algún que otro momento más serio, de conversación y reflexión en los que espero haber sido una buena oyente, al igual que ha habido veces en las que me has apoyado sin necesidad de intercambiar una palabra. A veces un gesto vale más que mil palabras, y tú me lo has demostrado confortándome con solo un beso en la frente o un apretón en el brazo.

A mi juguete de los fines de semana, que debo de tenerte hasta las narices, pero que sigues saludándome a pesar de todo. La de veces que me habré divertido a tu costa, pero sin llegar a sobrepasar el límite, y por eso te agradezco que sigas estando ahí y que incluso te alegres cuando me ves, porque te considero una amiga y me importas. Me tendrás siempre aquí cuando te rayes o quieras hablar de lo que sea, que sepas que detrás de mis bromas, me preocupo por ti. Siempre que te pase algo, estaré dispuesta a escucharte e intentar ayudarte todo lo que pueda.

Bisnietilla mía, a ti también te he reservado un huequecito aquí. Últimamente apenas nos vemos, pero me alegro acada vez que bajas y nos encontramos. A ti y a mí también nos quedan conversaciones pendientes, y tengo ganas de quedar e irnos a una tetería como solemos hacer (y luego hacer una cachimba, claro). Me gusta que confíes en mí lo suficiente para contarme lo que te hace comerte la cabeza y lo que te preocupa, para eso está la familia, ¿a que sí?

Canijilla, tan delgadilla que parece que te vaya a partir en dos cada vez que te achucho. Ya casi nunca te veo, la última vez fue cuando salimos de bares por mi cumpleaños, se te echa de menos. Con la vida tan ajetreada que llevas y con la de problemas que tienes, cuando me encuentro mal y quiero hablar con alguien, no dudas en dejarme ir a tu casa (bueno, piso compartido) aunque solo sea para charlar un rato y chinchar a la gata, o para escuchar música en tu ordenador y hacerle tonterías a tu conejita.

Mini-hailey, tan mayor y tan pequeñita, una constante en mi vida desde hace años. Recuerdo como si fuese ayer, el día en que te conocí, y pensé que jamás podría ser muy amiga tuya, porque éramos demasiado diferentes, pero míranos ahora: cada vez que nos vemos se me dibuja una sonrisa en la cara, ¡e incluso estudiamos lo mismo (aunque en distintos horarios)! Hace mucho que no quedamos solo tú y yo, y tengo ganas de hacerlo y saber más de ti, de cómo te va, porque te echo de menos y quiero volver a reírme contigo de tonterías.

Y la rubia santanderina a la que hace meses que no veo, eres una de las personas que más extraño ahora mismo, con tu risa fácil y múltiple me contagias tu alegría cuando salimos por ahí. Echo de menos quedar y que llegues tarde, que te sorprendas y te escandalices cuando te suelto alguna de mis burradas. Sé que somos muy diferentes, pero ahí reside nuestro encanto, que somos como el yin y el yan, nos complementamos.

La verdad es que me quedan personas a las que mencionar, pero son personas a las que, aunque las aprecio muchísimo, no hemos vivido muchas cosas juntos; lo que no significa que no me importen, solo que aún nos quedan muchas cosas por hacer, y probablemente se terminen haciendo un huequecito aquí también. Hay otras personas a las que no puedo mencionar porque nos hemos distanciado mucho y tenemos que reconstruir esa amistad, pero también las tengo presente, y aunque ya no nos conozcamos como antes, es solo cuestión de tiempo recuperarlo todo.
Os quiero muchísimo a todos.

No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida,
ni tengo respuesta para tus dudas o temores,
pero puedo escucharte…. y compartirlo contigo.

No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites…estaré junto a ti

No puedo evitar que tropieces... solamente puedo ofrecerte mi mano
para que te sujetes y no caigas.

Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos…no son míos
pero disfruto sinceramente…cuando te veo feliz

No juzgo las decisiones que tomes en la vida.
me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.

No puedo trazarte límites dentro de los cuales debes actuar,
Pero sí te ofrezco ese espacio… necesario para crecer.

No puedo evitar tu sufrimiento cuando alguna pena te parta el corazón,
Pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.

No puedo decirte quien eres ni quien deberías ser
Solamente puedo amarte como eres y ser tu amigo.

En estos días pensé en mis amigos y amigas,
No estabas arriba, ni abajo ni en medio.
No encabezabas ni concluías la lista.
No eras el número uno ni el número final.

Dormir feliz… emanar vibraciones de amor.
Saber que estamos aquí de paso… mejorar las relaciones.

Aprovechar las oportunidades, escuchar al corazón… acreditar la vida.

Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero
el segundo o el tercero de tu lista.
Basta que me quieras como amigo… Gracias por serlo.

"Poema a los amigos", Jose Luis Borges